miércoles, 10 de agosto de 2011

DEJAR DE FUMAR NO ES SINONIMO DE ENGORDAR


Fieles a la creencia popular, la mayoría de los fumadores asocian la cesación del tabaquismo con un aumento considerable de peso. Esto sumado a que el fumador debe enfrentar la abstinencia, pasa a ser una razón importantísima y para muchos la fundamental a la hora de decidir dejar de fumar

¿En qué se basa la idea de asociar el tabaquismo con el peso corporal?

Si bien la nicotina actúa sobre ciertas sustancias reguladoras del apetito esto no es suficiente para producir un incremento importante de peso. La causa del posible aumento de peso (que no es una cuestión generalizada), es multifactorial aunque basada fundamentalmente en tres elementos que se hacen presentes al dejar de fumar:

1- La forma de alimentarse (hábito alimentario). Es necesario considerar, que el fumador tiene un hábito alimentario particular, propio de las alteraciones que el consumo de cigarrillo produce tanto por la combustión (humo) como por la nicotina, a saber:

- La comida resulta en general poco sabrosa y aromática porque el gusto y el olfato están dañados.

- El fumador elige preferentemente (por el daño en su gusto y olfato) comidas proteicas muy condimentadas y ricas en grasas saturadas.

- El consumo de grasas saturadas y la escasa ingesta de frutas y verduras contribuyen al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

- Existe en el fumador una disminución de la absorción de determinadas vitaminas y minerales, lo que produce déficit nutricional.

- Se suelen reemplazar algunas comidas por un cigarrillo y un café.

- El tabaco desempeña un papel favorecedor de numerosas afecciones en el aparato digestivo cuya lista se alarga año tras año: genera úlceras gastroduodenales, aumenta el reflujo duodenogastroesofágico, aumenta del peristaltismo intestinal. Para algunos fumadores la aceleración del tránsito intestinal da origen a diarreas prolongadas que cesan al dejar el tabaco.

Al dejar de fumar los hábitos alimentarios adquiridos, las anomalías producidas en el aparato digestivo, la normalización en los sentidos del gusto y el olfato y el aumento de la ingesta en reemplazo del cigarrillo podrían llevar a un aumento de peso.

2- Alteraciones psíquicas. El cigarrillo es un potente antidepresivo y ansiolítico. Al suspender el consumo de tabaco la ansiedad que antes se combatía con el cigarrillo encuentra refugio en la comida. La ansiedad, el nerviosismo y el malestar que llevaban a prender un cigarrillo pueden ahora llevar a buscar consuelo en la heladera.

3- El sedentarismo. Contribuye a una disminución del gasto metabólico basal. De esta manera lleva a una reducción del consumo calórico diario con el consiguiente aumento del tejido graso.

Teniendo en cuenta estas tres problemáticas, el tratamiento para la supresión del tabaco debe contener:

a- un plan alimentario específico basado en los siguientes puntos:

1- Restablecer el equilibrio nutricional perdido.

2- Constante recambio de dietas especiales acordes a las etapas por las que se atraviesa en la deshabituación del tabaco.

3- Las dietas deben ser siempre individualizadas.

b – una actividad física programada.

c- la utilización de recursos farmacológicos para la ansiedad, de ser necesarios.

De esta manera se logra con efectividad dejar de fumar sin aumentar de peso y sin carencias nutricionales.

Conclusiones del Congreso Nacional Antitabaco

El encuentro realizado el último fin de semana en Córdoba fue un fiel reflejo del impacto que el tabaquismo experimentó en nuestro país. La sucesiva, aunque tardía, implementación de leyes sobre la prohibición de fumar en ambientes cerrados suscitó un considerable aumento de las consultas médicas sobre el tabaquismo. Así mismo en el conjunto de los médicos ha crecido el interés sobre la cruda problemática de la epidemia tabáquica.

Nuestro país es el único de Sudamérica que aún no ratificó el “Convenio Marco para el Control de Tabaco” (Medidas que han consensuado con la O.M.S. 170 países, para el monitoreo de este flagelo de mata 6 millones de personas por año en el mundo). Esto indica que resta mucho por hacer en pos de advertir y alertar la conciencia política y social.

Es necesario que los profesionales de la salud se involucren más, tanto en el tratamiento como en la prevención de esta enfermedad adictiva, desde sus diferentes áreas de trabajo.

Por: doctora Georgina Alberro, médica nutricionista (NM 98115), coordinadora de Tabquismo de la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer (LALCEC)

Infobae - 10/08/11

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